Llevamos tiempo deseando comprar la casa que
por fin acabamos de adquirir, conseguimos el trabajo que soñábamos, por fin esa
chica nos dice que sí o ese chico nos pide salir ... pero no es como lo
pensábamos, no estamos tan contentos, incluso hay casos en los que uno se queda
como si no hubiera ocurrido nada de eso tan deseado. ¿Qué pasa? Nos preguntamos,
¿era esto lo que yo quería?
El deseo tiene una característica
importante: siempre deja un resto insatisfecho. Pensamos que consiguiendo tal o
cual cosa vamos a sentir que ya lo tenemos todo pero la realidad es que la
falta no es posible completarla. Uno deja de desear cuando ya siente tenerlo
todo y eso ocurre solo con la muerte. Que quede siempre un resto insatisfecho
es lo que nos mueve, lo que nos mantiene vivos. Tener presente esta
característica del deseo evitará que nos empeñemos en conseguir objetos de
forma compulsiva, ningún objeto colmará esa falta.