sábado, 13 de febrero de 2016

¿REALMENTE SABEMOS LO QUE QUEREMOS?

Llevamos tiempo deseando comprar la casa que por fin acabamos de adquirir, conseguimos el trabajo que soñábamos, por fin esa chica nos dice que sí o ese chico nos pide salir ... pero no es como lo pensábamos, no estamos tan contentos, incluso hay casos en los que uno se queda como si no hubiera ocurrido nada de eso tan deseado. ¿Qué pasa? Nos preguntamos, ¿era esto lo que yo quería?
El deseo tiene una característica importante: siempre deja un resto insatisfecho. Pensamos que consiguiendo tal o cual cosa vamos a sentir que ya lo tenemos todo pero la realidad es que la falta no es posible completarla. Uno deja de desear cuando ya siente tenerlo todo y eso ocurre solo con la muerte. Que quede siempre un resto insatisfecho es lo que nos mueve, lo que nos mantiene vivos. Tener presente esta característica del deseo evitará que nos empeñemos en conseguir objetos de forma compulsiva, ningún objeto colmará esa falta.